jueves, 7 de mayo de 2015

La historia de un jugador de la Segunda División "Profesional" de Uruguay


A mi padre le dicen ‘Pelé’, todo el barrio lo conoce como ‘Pelé’, es el cuidacoches de la feria de Piedras Blancas los domingos de mañana. Pero desde que sufrió un ACV está más difícil el laburo y yo lo vengo a ayudar. Arrimamos unos pesitos para la comida. Todo suma...".
El que habla es Diego Pérez (20). Un flaco alto, espigado, de buen porte y pinta de jugador.
Diego no la pasa bien. Pero la lucha. No se queda de brazos cruzados. Sale a buscar el mango día a día, porque en Progreso no cobra. El club mantiene un atraso importante con todo el plantel. Y muchos han tenido que salir a rebuscarse como sea.

"Un día llegué a la práctica y dije que no podía ir más. No tenía guita para el boleto. Pablo Munhoz nos reunió en el vestuario y explicó la situación. Se hizo una colecta, me dieron la plata de los boletos y cuando recibimos unos pesos del club, devolví lo que me habían dado", dice.
Diego es prácticamente el sostén de su familia. Su mamá también ayuda y a veces acompaña los domingos a cuidar coches a la feria. "Va temprano, a las 11.00 vuelve a casa y voy yo, así puedo dormir un rato más". En el asentamiento Los Milagros, en pleno Casavalle, esperan Brisa (de 16 años) y Emiliano (12), sus hermanos menores.
La mañana de Diego es dura. Se levanta, toma un vaso de leche, come algo y apronta el bolso para ir a entrenar. "Ahora voy en moto, me la compré para laburar", dice.
Entrena, llega a la casa "si hay comida, como y si no, me acuesto a dormir un rato, a descansar. Y de tarde salgo a repartir las masas, un negocio que me dio un amigo para que haga unos pesitos. De noche voy a la cancha del Potencia, la marco, cuelgo las redes, prendo las luces y la alquilo. Tenemos un arreglo con el club, vamos mitad y mitad, y eso también ayuda. Le dan una mano a mi padre, que es muy querido. Yo jugué en el Potencia, ahí gané todo, fuimos campeones, es un club bárbaro. Salieron todos cracks", recuerda.
"Los domingos hago de cuidacoches con mi padre en la feria. Lo que sacamos nos da para pagarle al almacenero, porque nos fía la comida de la semana... y por lo menos vamos tirando... pagando todo", dice Diego.
"Estoy todo el día en la calle, buscando el peso, tratando de ayudar en casa. Sé que algún día voy a llegar. A veces tengo ganas de largar... pero todos me dicen que siga... que voy a llegar...".
"Mi madre cocina, cuida a mis hermanos, pero también sale a laburar. Es así. Si no salimos, no comemos... (Pablo) Munhoz, que jugó con mi hermano (Cristian Pérez) en Defensor, llegó y me dijo... pah... tu hermano comía como negro chico... y yo le dije ¿¡qué querés!? si en casa no comemos... Se quería morir, pero era así. Comíamos cuando podíamos", agrega.
"Estaba siendo titular, venía jugando bien, pero yo sé que el fútbol es así, a veces te ponen, y otras no. Yo tengo paciencia, sé que voy a tener una oportunidad. Por eso la peleo todos los días. No falto, entreno, intento crecer como jugador, escucho a los más experientes", confiesa.
"Acá, en Progreso, tenemos claro el panorama: somos nosotros y el cuerpo técnico contra todos. Tenemos que estar juntos, unidos, ni pensamos en los dirigentes. Estamos solos, esa es la verdad", dice con dejo de resignación.
"No puedo comprarme nada. Ni un par de zapatos de fútbol. Plata que agarro, plata que es para la comida, para ayudar en casa. Mis padres se rompieron el lomo para que yo pudiese jugar al fútbol. Y eso lo valoro, por eso sigo, porque sé que también es la ilusión de mis padres"

Fútbol Charrua aplaude a un jugador un jugador como este que ama el fútbol por sobre todas las cosas, un  verdadero valor del verdadero "fútbol charrua"...

No hay comentarios:

Publicar un comentario